viernes, 26 de julio de 2013


A Milagro


Mi linda  tierra, límpida esencia
con sus comarcas y sus recuerdos.
Grito de espacio, plantas y ocasos
donde dirimen  la luz y el sol.
 
Aquí reside la flor alegre, 
perfumes natos de su vergel.
Veo en la senda frutos maduros
brindando el néctar, rito de miel.
 
Piña madura, puñado-almíbar,
rútila estancia, suelo fecundo,
altura de árbol , cálida greda,
bellos paisajes, glauca ilusión.
 
Terruño afable, lumbre y esfuerzo,
cunde la savia, vive el folclor.
La lluvia rueda por las riberas,
corre entonando clara canción.
 
Yo nací en ella, bajo la luna,
la inmensa noche de mi pasión.
Surgió mi numen, mi ser costeño,
mi piel morena y mi emoción.
 
Fecunda tierra, gesta y ternura,
cántaro lleno de mi fervor.
Así es mi tierra, caña y cantero,
denuedo, esfuerzo, nítido amor.
 
Soy milagreño, de limo y alma,
siento la historia de mi parcela,
páginas llenas de afables líneas
donde se escribe mi inspiración.
 
Amo sus calles, ciudad pionera
donde se yerguen las alegrías
con los trajines de pasos rápidos
ante horizontes amplios de fe.
 
De aquí marchamos hacia el futuro
la frente altiva, las manos altas,
grácil  alianza con el progreso,
diáfana especie de nuestra acción!

 
GALO ESPINOZA ORQUERA

martes, 9 de julio de 2013


Nos están espiando
Desde los acechos de la audacia,
desde la roja frase del lamento,
desde la voz del trueno y del oleaje,
desde los objetos transparentes,
desde las calles taciturnas,
desde la condición inteligente.

Nos vigilan
para quitarnos de un zarpazo
el tesoro inicial de la caricia,
la individual presencia del instinto,
la luminiscencia de nuestro yo fecundo.

Nos están espiando...
Minuto a minuto, paso a paso,
para secuestrarnos
el mundo luminoso de la flor,
el perdón y el sagrado pan,
la inmensa sensación de lo creado,
el verde ramaje de los árboles,
los nidos y los vuelos primigenios,
la potestad de la oración.
Nos quieren despojar de la noción del tiempo,
la calidez de la alegría.
 
Nos envían mensajes autónomos
para doblegar nuestro albedrío.
hacernos sumisos de sus archivos claves,
esclavos, solos, atiborrados,
sin el valor del estoicismo.

Nuestros cerebros sin refugio
para pensar, amar, jugar, sonreír.
Enclaustrados en nuestro propio encéfalo,
neuronas esparcidas por la planicie de la nada.

Nos están espiando
con la invención macabra.
Quieren saber por dónde caminamos,
qué hacemos, qué nos repartimos
cada día, cada minuto.

La libertad transitaba espontánea
cuando sobre el planeta
no cundían los ingenios tenebrosos,
cuando el grito se esparcía por el universo.
Solo los ecos transgredían 
la intimidad del hombre legendario 

Estamos vigilados,
alguien nos capta el movimiento,
alguien que se parece a Dios,
alguien que tiene las espadas electrónicas
y nos marca las fronteras.

Las cúpulas del tiempo
sitúan las alturas primordiales,
estamos frente al monstruo
que se oculta y no aparece.

Estamos vigilados
en la tarde final del heroísmo
sintiendo la miradas punzantes
que nos hincan los poros.
 
Porque nadie sabe si algún día
seremos solo engendros,
robots de sentimientos.
¿Podremos comprimir nuestra materia
y nunca nos alcance
el nefasto rayo
que paralice nuestra esencia,
la tibia turbulencia de la vida,
la vehemencia de los puños?
Y el amor tenga su piel despierta,
manos cálidas que recorran nuestros cuerpos,
limpios ojos que nos miren
con el ímpetu de la causa infinita.
 
El paraíso está latente,
las aves aún tienen periplos inviolados,
la silvestre armonía cumple su ciclo exacto,
el ser humano entona sus nítidos concentos
para poblar su génesis en paz y poesía.

GALO ESPINOZA ORQUERA

 

martes, 2 de julio de 2013

EL ARBOL


EL ÁRBOL


 

 

Dolmen vivo,
vertical pregonero
de un triunfo de Natura.
Grito gigante
que se entrelaza al viento
en los verdes susurros
de las hojas.
 

Árbol, amigo mío,
sin voz pero me hablas.
Frases de sombra y alma,
palabras sin testigos.
Yo he soñado a la vera
de tu dulce camino.
Los dos vimos pasar
al sol y la esperanza.

 
El amor se hizo un nido
en tu inmenso racimo
y una estrella con alas
surgió de ti hacia el espacio.
Y los seres que se aman
junto al cimbreante tallo,
aman tu paraíso,
tus frutos que maduran
como los castos besos
de los niños.

 

                        GALO ESPINOZA ORQUERA
                        gespinozaorquera@gmail.com